martes, 18 de agosto de 2015

Aventura

Unir puntitos con paciencia hasta descubrir que has dibujado la silueta de algo bonito...
Creo que eso es la felicidad, más o menos...
Ya habréis escuchado eso de que la felicidad se elige: pues yo soy de la misma opinión. No voy a entrar ahora en ese tema tan profundo (aunque para mi templada mente es sencillo, nada de profundo) porque no es el que toca hoy.
Lo del dibujo de puntitos me venía a la mente pensando en cómo me sentía hace unos meses y en como me siento ahora: me siento serenamente feliz.
Soy inconformista, y sé que mi fórmula personal e intransferible de la felicidad es ésa: unir todos los puntitos, aunque tenga que recorrer kilómetros de uno a otro.
A veces la vida me descoloca quitándome el dibujo que ya tenía completito, coloreado y enmarcado y me tira a la cara una hoja en blanco con los dichosos puntitos por unir de nuevo. Pero ya he aprendido que no funciona buscar en ellos la figura anterior, o saltarse alguno por acabar antes; que de eso sólo sale frustración.

Y dicho eso, la cosa es que... ¡¡¡en unas semanas nos vamos a Tailandia!!!
Se lee tán fácil, cuando para el vasquito y para mi es tan increíble...

Llevo más de 4 meses preparando este gran viaje: 19 días, 7 vuelos en total (si al final no son 8), y unos cuantos tuk-tuks, buses, trenes, vans, taxis, ferrys y longtails asiáticos de por medio. Época de final de mozón, pero monzón incluído. Puede que alguna vacuna previa (en esas estoy ahora). Naturaleza en estado virgen, puro y salvaje. Sabores sorprendentes, seguro que mucho picante del que te hace llorar, e incluso un curso de cocina... Y sí: mucho, mucho calor! (Mucho...)

Va a ser nuestro primer contacto con Asia. Y a mí, que pensaba que ya conocería todo el occidente cuando se me ocurriera pisar ese continente... De repente un día se te abren los ojos a otra ventana y ala, te desdices de cualquier cosa. Que cierta esa frase tan clara de "nunca digas nunca".

Y me hace muchísima ilusión que el vasquito tampoco haya estado nunca antes! Hasta ahora los pocos sitios a los que he viajado, él ya los conocía (puñetero...). Tengo unas ganas tremendas de mirarle y ver su cara de novedad, de estar descubriendo algo, de sorpresa! Siempre ha sido él el que me ha mirado expectante ante algo nuevo para mí, y hace años que yo soñaba con mirarle a él: ¡qué ilusión!

Ayer le decía: "¡estoy tan contenta!", y acto seguido: "me da miedo tocar algo no vaya a ser que se rompa". No soy pesimista; sé disfrutar del momento mientras dure. Pero la realidad es que en nuestras vidas actualmente hay algo a punto de romperse de forma inevitable e irrevocable. Espero que dure más, espero que aún tarde... Aún no estoy preparada.

Mientras tanto, esperaré con ansia Octubre y la aventura que nos depara.

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